15.8.09

Iquitos sin amanecer

Cuando se habla de la selva peruana, en lo primero que se piensa es en el gran rio Amazonas y en la pictórica ciudad de Iquitos. La propuesta de mi madre era ir a ayudarla a cuidar a mi hermano menor. Ya que estaba de vacaciones, me mande. Sin saber en lo que metía. 



Llegar un hotel recomendado por su precio no es buena idea, puedes terminar en un hostal con olor a sexo barato. Yo tenía que asumir la responsabilidad hermano mayor y peor aún de padre. Nadie me lo pidió. 
Asimilando dicha posición, con el calor encima, ayudaba a cuidar a mi hermano y  a preparar los detalles para los seminarios de mi madre. Aún así, después de leer un poco de historia de Iquitos comprendí sus secuelas comerciales, sus desigualdades económicas y su enfermedad mental. Bonito, nose. Lo único que se, que es una ciudad demasiada trastornada por turistas y por gente absorbida del materialismo exacerbado. La corrupción, mejor que Lima, la delincuencia más inteligente y el hambre más evidente. Es lo que se ve  en sus calles y medios.


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